Las rutas por España son infinitas. Al Norte, al Sur, por el Levante u Occidente, nuestra piel de toro nos brinda inagotables sensaciones. En Andalucía, el entorno del Valle de los Pedroches invita a la calma ya desde su misma orografía. Sus colinas presentan formas suaves y redondeadas, sin relieves extremadamente abruptos, lo que da debida cuenta de una lenta erosión. El Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro es un espacio declarado como tal en el año 1989, y desde entonces miles de visitantes han corroborado la riqueza paisajística, su variedad botánica o la diversidad de su preciada fauna ibérica. Es perfecto para realizar también rutas en bicicleta.

Parque natural sierra de cardeña y Montoro

Fotografía por Junta de Andalucía

Rutas a pie, rutas a caballo, rutas en bicicleta, paseos en burro, caminatas a caballo… En todo el Parque Natural existen multitud de senderos, en los que pueden realizarse, como te comentamos, rutas a pie, rutas en bicicleta, disfrutar del lento y gracioso caminar a lomos de un burro o cabalgar alegremente sobre un hermoso caballo, el límite lo pone el visitante pues las posibilidades son muchas y el disfrute será, sin duda, ilimitado.

Muchos de los visitantes que acuden a Cardeña realizan una ruta a pie muy característica. Se trata de llegar desde el propio casco urbano hasta la “Aldea del Cerezo”. La distancia recorrida ocupa, aproximadamente, 7 km, ofreciendo una excursión muy instructiva. El firme puede presentar zonas muy encharcadas en épocas de lluvia, pero por lo general resulta poco dificultoso. Esta ruta no tiene pérdida, se comienza desde la indicación de la N-420 Montoro-Cardeña y se sigue la señalización hacia la Aldea del Cerezo.

En el transitar, el caminante observará el estilo de vida de los lugareños, pues su paseo discurrirá por sus casas, en donde la principal actividad es la crianza de ganado vacuno y porcino. La principal vegetación de esta senda está conformada por encinas, que sirven de alimento al ganado porcino, y junto a éstas alcornocales y quejigos, así como algunos arbustos propios del clima de la zona, como el lentisco. Además de dar color al paisaje, la espesura vegetal da sombra y frescor en los calurosos meses del estío. Llegados a la Aldea del Cerezo será posible admirar la urbanización “Los Cerezos”, casas de piedra, perfectamente acondicionadas, que son refugio del visitante que desea gozar de una estancia en plena naturaleza con las comodidades de un Hotel rural pero sin el entorno urbano que este proporciona.

Otra ruta muy conocida es la que va desde la “Aldea del Cerezo” hasta “Azuel”, una aldea también perteneciente a Cardeña, de no más de 300 habitantes, muy característica por su firme de pizarra. Esta senda puede ser organizada como una ruta en bicicleta. La conforman 12 km, entre los que encontraremos fácilmente palomas torcaces y buitres leonados, así como la ya característica dehesa de encinas y quejigos, que conforman la vegetación común de toda la zona. Es otra senda sin pérdida alguna, desde la misma aldea del Cerezo se toma el camino del pastoreo señalizado, dirección a Azuel.

La siguiente ruta nos lleva desde la propia “Aldea del Cerezo” hasta la “Venta del Charco”. El camino nos llevará a recorrer 9 km, por lo que resulta idónea para realizar una ruta en bicicleta también. Desde la misma rotonda tomamos la primera salida señalizada con la A-420 y veremos la indicación hasta la aldea. Por último, desde la misma “Venta del charco” es posible, en la misma visita, conocer su famoso “Camino de vueltacarretas”. Este es mejor afrontarlo proponiéndose una ruta a pie

, ya que el firme del camino se hace incómodo en bicicleta, de hecho, su nombre lo toma por la irregularidad de su suelo.

Como una escapada de fin de semana, como una propuesta idónea para pasar unas Navidades (disfrutando de sus nevadas calles y el penetrante olor de chimeneas de encina), para alejarse del sofocante bochorno de la ciudad…lo cierto es que, una visita al Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro traslada al viajero a un estilo de vida que aún se mantiene y que se percibe pintoresco para el urbanita de pro, pero que resulta imprescindible mantener como una buena muestra de un pasado nada lejano, una forma de vida que solo proporciona salud y tranquilidad para el espíritu…